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lunes, 8 de noviembre de 2010

Otro ejemplo de un alumno del IES Juan de Mairena

El sí de las niñas de L. Fernández Moratín
Esta obra fue estrenada en 1806 en Madrid. En esta época gobernaba
Carlos IV, que deshizo muchas reformas por miedo a que sucediera lo mismo
que en Francia con la Revolución. A pesar de todo esto, la obra es un éxito
con toda su modernidad.
Según Larra, el éxito se debe a que es una obra completa, lo tiene todo
y además enlazado entre sí. La obra hace que el público, acostumbrado al
Barroco, se sienta a gusto y deba ir deduciendo a lo largo de la obra datos de
la historia, pues la obra comienza “in media res” con el conflicto de Don
Diego se elimina el monólogo, el aparte que se dirige al público y se pasa al
diálogo.
Hay momentos de la obra en las que el público sabe más que los
personajes, como cuando Don Diego se entera de la relación entre su sobrino
y Paquita a través de una carta, momento en el que destaca la verosimilitud de
la obra.
Todos los personajes tienen un conflicto propio y siempre verosímil. La
situación de los personajes se refuerza con el tiempo y el lugar, pues la acción
sucede durante la noche y el elemento de la luz representa la razón y el lugar
es una posada que representa el agobio y la situación pasajera de los
personajes.
En los personajes hay una evolución desde el Barroco, sobre todo en el
héroe, aspecto que se ve en Don Diego y Don Carlos, que no usan la espada
para resolver sus problemas, sino la razón. Aunque Don Carlos al usar la
razón renuncie a Paquita, al final por la justicia poética recibe su premio: que
su tío apruebe su matrimonio con ella.
El objetivo de la obra era deleitar e instruir, por lo que el autor utiliza
elementos cómicos para entretener al público. El elemento cómico sería el
personaje de Doña Irene, que aunque podría considerarse el antihéroe, es un
personaje inofensivo que no resulta despreciable.
Finalmente, algo que me llama la atención es la actitud de este
personaje, pues no piensa en la felicidad de su hija sino en la suya propia y
puede cambiar de opinión rápidamente siempre y cuando ella salga ganando.
Esta actitud la critica el autor ridiculizando ese personaje cómicamente.

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